jueves, 1 de septiembre de 2011

Cuestión de suerte

Ayer, mi amiga Olga me dijo algo que me dejó pensativa durante todo el día. Me dijo que tengo muchísima suerte, por tener a mi lado a una persona que me quiere y me trata bien. No dijo que ambos éramos afortunados por tenernos el uno al otro, no... dijo que yo era afortunada por tenerle a él.
 Olga ha tenido tantas decepciones amorosas, que para ella, encontrar un hombre bueno, es tener suerte. Pero pensar así, es muy preocupante, porque... si que te traten bien es cuestión de suerte, ¿se supone que lo normal es que te traten mal?. Es decir: ¿tan acostumbrados estamos a que nos traten mal, que cuando alguien hace lo contrario, lo consideramos algo excepcional?. Y lo cierto es que Olga no es la única persona que me ha recordado lo afortunada que soy de estar con Enrique. Mi amiga Raquel y la mujer de mi hermano me lo repiten constantemente, cosa que me cabrea bastante, porque... ¿qué insinúan?, ¿que no le merezco?, ¿que él es mejor persona que yo?.

 Nunca me he considerado una mujer con suerte. Tuve una infancia y una adolescencia bastante dolorosas y me ha tocado luchar mucho en la vida. Claro que he tenido relaciones con tios que resultaron ser unos cabrones, pero si hoy estoy con una buena persona, no es cuestión de suerte, sino de saber elegir, y también de saber cortar a tiempo. Por ejemplo: Ester, otra amiga, estuvo conviviendo hasta hace poco con un bombón 11 años menor que ella. Él entraba y salía de casa cuando le daba la gana sin dar explicaciones, la trataba fatal, se pasaba días enteros sin dar señales de vida, y para colmo, cuando Ester le reprochaba algo, él se quejaba de sentirse presionado. Cuando le pregunté por qué no le dejaba de una vez, me contestó: "bueno, es que tampoco me ha hecho algo tan grave como ponerme los cuernos..."
¿¿¿Cómo???, ¿quieres decir que mientras no te engañe, puedes seguir permitiéndole que te trate como un trapo?. ¿Por qué la mayoría de la gente considera la infidelidad como el único o más importante motivo de ruptura?. Vale que duele, pero mi pareja no va a dejar de ser un buen padre y una buena persona por haberme engañado. Sin embargo, si me chilla, me insulta y me desprecia diariamente, eso sí le convierte en una mala persona. Entonces... ¿por qué aguantamos cosas tan fuertes y sin embargo le damos tanta importancia a otras que no la tienen?.

Debo ser un bicho raro, pero a menudo tengo la sensación de estar viviendo entre hipócritas. Porque lo cierto es que ninguna de las mujeres que me "acusan" de tener tanta suerte por estar con Enrique, se hubiese fijado jamás en él. Sencillamente porque Enrique no es lo que se dice un tio bueno, ni tiene pasta. "Solamente" es un tio normal, con un corazón enorme.

Monarquía o república

Nunca he sido partidaria de la monarquía. Me parece una institución totalmente innecesaria ,absurda a día de hoy y elegida en el caso de la nuestra, por un dictador. Eso sin contar la cantidad de dinero que la Casa Real nos chupa a los españoles así, por la cara, y sin tener que dar cuentas a nadie.
El Artículo 65.2 de la Constitución, dice:
El Rey recibe de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa, y distribuye libremente la misma.

Antes de la boda del principito y la Leti, la cifra alcanzaba los 7.513.370 euros, 288.980 euros más que en 2003. (Y la gente en paro y pasando hambre...). Esta subida de 4%, superior al IPC, fue justificada en su momento por los gastos extraordinarios que supondría la boda del heredero.
La Casa Real administra este dinero sin rendir cuentas a nadie ni hacer públicos sus presupuestos. En ese dinero están los sueldos de la familia real y de sus asistentes, y el gasto de mantenimiento de los 70 vehículos de La Zarzuela. La Administración paga también, fuera de esa cantidad, la seguridad, los viajes, la puesta a punto del yate “Fortuna” y el mantenimiento de las residencias reales.Vamos, que ante semejante chollazo, no me extraña nada que una mujer como Letizia, atea, divorciada y con tintes republicanos, se transformase en católica y monárquica de la noche a la mañana. Eso sin contar la fortuna que le habrán pagado al ex marido de la misma, para asegurarse de que no pueda hacerse unos cuantos platós hablando de sus intimidades.

 Una lee estas cifras y no puede evitar cagarse en todas esas personas que se amontonan en cualquier acto público para saludar a la familia real, chillando, desesperadas, como si de un concierto de Justin Bieber se tratase. Y pronunciando esas frases que claman al cielo... Frases como: "¡Hay que ver qué sencillas son la reina y las infantas!" o "¡qué campechano es nuestro rey!".
 ¿Por qué no acaban la frase?; lo haré yo: "hay que ver qué sencilla está la infanta con este discreto traje de Lorenzo Caprile que yo no podré comprarme ni aunque me pase haciendo horas extra los próximos 30 años". O "hay que ver qué campechano es el Juanca, sobre todo cuando sale a cazar osos amaestrados borrachos".
Vamos...igualito de campechano que mi tio Eustaquio, que a las 6 de la mañana ya está faenando el campo.

 No seré yo quien diga lo que es mejor para España, pero sí estoy segura de que, por lo menos, deberíamos tener derecho a decidir si queremos tener una monarquía o no. Porque, ¿qué clase de democracia es esta, donde no se puede votar por una república, o en caso contrario, por lo menos decidir quién queremos que sea nuestro monarca?. ¿Por qué intentan engañarnos como a borregos, aparentando ser un país moderno y liberal, dándonos caramelitos como el derecho al matrimonio homosexual y otras petisoperías, cuando la cruda realidad es que vivimos en un país donde la mujer aún no tiene ni derecho a la corona?.
 Nos intentan vender que vivimos en una democracia y nos compadecemos de los libios que son masacrados por manifestarse a favor de sus derechos, cuando lo cierto es que nuestra situación tampoco es tan distinta a la suya. Hasta hace tan sólo unos meses, jamás hubiésemos imaginado que la policía de nuestro país, sería capaz de arremeter con extrema violencia contra unos manifestantes pacíficos. Sin embargo, hoy esos ataques están a la orden del día. Y no hay que ser un lumbreras para darse cuenta de que esto no es cosa de la poli, sino del propio gobierno y demás personajes poderosos, que les han dado carta blanca para que nos amansen y nos devuelvan al redil.

 Nos están quitando los hospitales, nos están recortando la educación y los sueldos, no podemos ni soñar con tener una vivienda digna. ¿Qué digo?; no podemos ni permitirnos salir a tomar algo con los amigos sin que nuestro bolsillo se resienta. Para nosotros, tener un hijo es un lujo, pero ellos pueden permitirse parir como conejas y disfrutar de una vida de lujos a nuestra costa.
Y encima el pueblo somos tan idiotas, que lo único que hacemos es mantener esta situación donde los ricos seguirán siendo ricos y los pobres seguiremos siendo pobres. Donde los únicos que puedan acceder a la universidad con la mierda del plan Bolonia, será la gente de dinero. Y mientras, se irá recortando en cosas tan importantes como la sanidad pública... centros ambulatorios cerrados, falta de personal sanitario y enfermos abandonados en los pasillos de los hospitales. Total, ¿qué más les da a ellos, si tienen médicos privados?. Eso sí, nuestro rey, como es tan sencillo y campechano, de vez en cuando vendrá a Barcelona a disfrutar de los servivios públicos del Hospital Cínic, gozando de una atención privilegiada, saltándose el tiempo de espera sin pasar por Urgencias, y cerrando toda una planta de un hospital público para él y su rodilla.

Y ahora, sigamos hablando de lo sencillos que son nuestros reyes y del derecho que tienen los "pobrecillos" a saltarse un protocolo desfasado, para casarse libremente con quien quieran "por amor"... Eso, eso, dejemos que se lo vayan saltando a conveniencia sólo para lo que les interesa, pero no para seguir gozando de sus privilegios.
Si es que tenemos lo que nos merecemos... somos un país de pandereta. No me extraña que el máximo referente de la mujer luchadora, sea considerada Belén Esteban. Así nos va.